Una de las dudas más comunes en las mujeres respecto al ginecólogo es cada cuánto deben hacerse una citología. Para hablar de ello, empezaremos explicando qué es una citología, en qué consiste y qué se puede observar gracias a esta prueba.
Una citología es una prueba de triple toma desde el fondo del saco vaginal, la parte externa y la parte interna. Esto nos permite hacer tres tipos de lectura: la hormonal, que nos permite conocer más acerca del ciclo de la mujer; la bacteriológica, donde se detectan infecciones como los hongos; y la tercera y más importante, la que nos permite conocer si existen alteraciones morfológicas de las células, lo que nos daría conocimiento acerca de algún tipo de displasia o problema mayor.
En este último caso, el ginecólogo advertirá a la paciente del tipo de alteración de las células, que puede deberse a una inflamación o alergia pero también debido al virus del papiloma humano. Por eso es importante averiguar cuál es el motivo de la alteración y hacer su debido seguimiento. Como en cualquier enfermedad, lo más importante es siempre la detección precoz.
Para realizar esta prueba, lo ideal es acudir al ginecólogo sin el periodo, pues el sangrado hace un fondo hemático que impide ver las células y valorarlas con normalidad. Del mismo modo, no se prohíbe tener relaciones antes de hacerla pero evitándolo las células no se verán contaminadas por espermatozoides o líquido seminal.
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