Generalmente, se realiza una ecografía para valorar si el útero y los ovarios están en las condiciones requeridas para iniciar el tratamiento. Además, también se realiza una analítica hormonal y se valora la posible existencia de enfermedades virales.

La extracción de óvulos puede conllevar algo de dolor. Por ello, se suele recurrir a la anestesia general.

Algunos de los síntomas más habituales son: Flujo vaginal más abundante, sangrado, endurecimiento o hinchazón de los senos, cansancio y orinar con más frecuencia.

Actualmente, la tasa de embarazo es del 40% aproximadamente.