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Estudio de fertilidad masculina y femenina

Se habla de esterilidad cuando una pareja no consigue concebir tras un año de haber mantenido relaciones sexuales sin protección.

En Estudio Médico Navarro  proporcionamos las respuestas que estás buscando a través de nuestro estudio de fertilidad.

Aunque, frecuentemente, los términos esterilidad e infertilidad se utilizan como sinónimos, en realidad se trata de cosas diferentes. Mientras que la esterilidad es la imposibilidad de conseguir un embarazo, la infertilidad es la incapacidad de llevar a término un embarazo y por lo tanto de que se consiga un recién nacido sano.

¿Cuáles son las causas de la esterilidad?

Las causas de la esterilidad son masculinas en un 30%, femeninas en un 30 %, mixtas en el 15-20 % de los casos y de origen desconocido en un 15-20 %.

Causas masculinas de infertilidad

  • Azoospermia: ausencia de espermatozoides.
  • Alteraciones en la concentración, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.
  • Problemas durante la eyaculación.

Causas femeninas de infertilidad

  • Imposibilidad para ovular o hacerlo regularmente.
  • Bloqueo de las trompas de falopio.
  • Endometriosis.
  • Problemas en el útero, como presencia de miomas o de anomalías en la cavidad.
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¿Cómo se cuando debo acudir al médico?

La fertilidad media de una pareja es de un 20-25% cada mes. Es de esperar que alrededor de los 6 primeros meses la mitad de las parejas en búsqueda activa de embarazo lo hayan conseguido y que el 92% lo logre al cabo de un año.

Si una pareja en un año no ha conseguido el embarazo y en principio no es consciente de padecer algún trastorno que pueda dificultar la concepción, debería buscar ayuda médica.

Los porcentajes anteriores son referidos a mujeres menores de 35 años, a partir de esa edad, la fertilidad femenina disminuye drásticamente y se recomienda acudir al especialista cuando hayan transcurridos seis meses de búsqueda activa sin conseguir un embarazo.

La primera visita a la consulta de fertilidad

El objetivo de esta visita es establecer una buena relación médico-paciente y elaborar una historia clínica. Al final de la visita se tratará de ofrecer una visión global de la situación y planificar las pruebas necesarias para el estudio del varón y de la mujer.

Por ello es importante que acudan ambos miembros de la pareja, puesto que es fundamental evaluar a ambos para descartar patologías que estén afectando a uno o ambos miembros de la pareja y disminuyendo su potencial reproductivo.

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¿Qué datos son importantes para elaborar la historia clínica?

En primer lugar se realiza una anamnesis completa, para lo que se preguntará acerca de los antecedentes de salud personales y antecedentes familiares.

También es interesante conocer la historia menstrual, contraceptiva y de fertilidad de ambos miembros de la pareja. Incluso si se consumen de forma habitual fármacos o tóxicos (tabaco, alcohol…) que afectan a la fertilidad.

Si la pareja ya ha realizado algún estudio o tratamiento de fertilidad previo en otro centro, es conveniente que aporte los informes respectivos, para evitar perder el tiempo y repetir pruebas de modo innecesario.

Resultados de la exploración

Te ofreceremos los resultados de la revisión/exploración ginecológica completa en un plazo de tiempo muy breve. En nuestro centro médico contamos con la tecnología necesaria para realizar análisis clínicos fiables y de forma rápida.
Pero, no olvidemos que por encima de la tecnología más novedosa, la medicina es y seguirá siendo “un arte” que se basa en la relación médico-paciente.

Pruebas para el estudio de la pareja estéril

Básicamente se realizan cuatro pruebas:

  • Una ecografía transvaginal para descartar la existencia de patologías cervicales, uterinas, tubáricas (hidrosálpinx) y ováricas.
  • Una analítica hormonal basal que se debe realizar entre el segundo y tercer día del ciclo menstrual de la mujer. Consiste en un análisis de sangre para determinar las hormonas FSH, LH, estradiol y progesterona y así poder estimar la función ovárica de las pacientes.
  • Una Histerosalpingografía (HSG), para evaluar el estado de las trompas y confirmar la permeabilidad de las mismas. Consiste en la introducción de un contraste radiopaco que permite apreciar la forma del útero y de las trompas. Además, nos muestra si hay obstrucción de alguna de las trompas o de ambas.
  • Un seminograma o espermiograma. Consiste en analizar una muestra de semen, para conocer el volumen, el número, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.

¿Existen otras pruebas complementarias?

En ocasiones, puede ser necesario ampliar el estudio analítico-hormonal de la mujer o del varón, sobre todo cuando se quiere confirmar un diagnóstico y para poder indicarle a la pareja qué tratamiento es el más adecuado conforme a sus circunstancias.

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Preguntas Frecuentes sobre Estudio de Infertilidad

Aunque teóricamente una mujer puede ser fértil mientras tenga la menstruación (en general entre los 13 y 50 años) tanto los primeros años de la vida fértil y sobre todo los últimos años no son fértiles. Esto es debido a que con la edad aparecen defectos en la ovulación y en la calidad de los óvulos. Debido a esto, la fertilidad natural es máxima alrededor de los 23-25 años y la probabilidad de embarazo natural en mujeres mayores de 45 años es menor al 10%.

Los ovocitos con los que una mujer nace son irreemplazables. Por lo tanto esta reserva de ovocitos va disminuyendo con la edad hasta su desaparición con la menopausia. Esta pérdida de reserva ovárica es muy acusada a partir de los 35 años.

Las pacientes que tienen interés en conocer su reserva ovárica pueden realizar diferentes pruebas , entre ellas la determinación de la hormona antimülleriana. Conocer la reserva ovárica puede ser de ayuda para planificar el embarazo antes de que la reserva se deteriore.

Los hombres producen espermatozoides a lo largo de toda su vida desde la pubertad. Por ello la fertilidad en el varón no sufre una pérdida tan llamativa con la edad y se mantiene durante toda su vida. No obstante se observan disminución de la calidad del semen a partir de los 55 años y sobre todo de los 65 años.

Los cultivos de semen son de escasa utilidad en la mayoría de varones con problemas de fertilidad ya que las muestras de semen se contaminan con mucha facilidad (aparecen bacterias en las placas de cultivo que no están produciendo ninguna infección y que provienen de la parte exterior de la uretra y de la piel). Por este motivo su uso está reservado a indicaciones clínicas concretas (varones con prostatitis, epididimitis, etc.) habitualmente en el contexto de otras pruebas específicas.

Se recomienda mantener relaciones sexuales cada dos días durante los días fértiles del ciclo menstrual. Este periodo normalmente comienza a la semana del inicio de la regla y dura una semana. En los días más fértiles una mujer puede ser consciente de la proximidad de la ovulación si nota la aparición de moco acuoso en el flujo vaginal. 

En el idioma castellano se denomina esterilidad a la incapacidad para concebir. Una pareja que con consigue embarazo espontáneo en un periodo establecido (habitualmente un año de relaciones sexuales frecuentes) tiene una esterilidad primaria. Si previamente ha conseguido embarazo pero a partir de un momento dado no puede concebir, hablamos de esterilidad secundaria. El término infertilidad en castellano se refiere a una mujer que consigue embarazo sin dificultad pero no consigue tener hijos vivos, habitualmente, por abortos de repetición.

  • El estudio básico de fertilidad conlleva la realización de varias pruebas:
  • Examen físico de la mujer
  • Pruebas para determinar la calidad de la ovulación (análisis hormonales)
  • Pruebas para determinar la reserva ovárica de la mujer (hormonal antimülleriana).
  • Pruebas para valorar el funcionamiento de las trompas de Falopio (histerosalpingografía o histerosonografía).
  • Pruebas para valorar la calidad del semen (habitualmente un seminograma).

Una persona que nunca ha intentado un embarazo puede realizarse pruebas de fertilidad pero la interpretación de los resultados. De forma aislada presenta muchos inconvenientes por lo que su interpretación es orientativa.

En los varones la presencia de un análisis de semen con resultados por debajo de la normalidad dificulta pero no imposibilita la fertilidad natural. La existencia de un periodo de esterilidad ayuda a entender mejor la magnitud del problema y la indicación de tratamiento.

Las mujeres pueden valorar su reserva folicular mediante la medición de la hormona antimülleriana en sangre. Esta hormona valora la cantidad de óvulos que tiene la mujer pero, salvo casos extremos, no predice la probabilidad de embarazo espontáneo, sobre todo en presencia de reglas puntuales.

Las pruebas de funcionamiento de las trompas de Falopio tienen una probabilidad de error en torno al 15% por lo que su uso en mujeres que no intentan embarazo es meramente informativa. Además son pruebas invasivas y molestas y en general no se recomienda su realización salvo que haya una indicación médica.

La elección del tratamiento de fertilidad depende de la causa de esterilidad, del tiempo que se lleve intentando embarazo y de la edad de la mujer. En orden de complejidad el tratamiento más sencillo es la estimulación de la ovulación para tener relaciones sexuales programadas, seguido de la inseminación artificial en la que el semen se deposita en el interior de la cavidad uterina sorteando así el cuello uterino. Los tratamientos de reproducción asistida (la fecundación in vitro y la inyección intracitoplasmática del semen) son más complejos, sobre todo si se asocian con en análisis genético de los embriones.

En la mayor parte de los casos las causas de esterilidad no son hereditarias por lo que no se transmiten a los bebés. Hay casos excepcionales en los que los problemas de fertilidad son genéticos y por lo tanto pueden ser hereditarios. En estos casos es imprescindible realizar un consejo genético preconcepcional para valorar en qué medida se verá afectada la salud de la descendencia y si hay alguna técnica de reproducción asistida  (habitualmente el diagnóstico genético de los embriones) que permita evitar la transmisión de la alteración genética.

Los problemas que originan la ausencia de espermatozoides en el eyaculado (lo que se denomina azoospermia) se clasifican en dos categorías: 

En la azoospermia obstructiva se forman espermatozoides dentro del testículo pero por diversos motivos no aparecen en el eyaculado. En estos casos la biopsia testicular permite la extracción de los espermatozoides directamente del tejido testicular. La combinación de la biopsia testicular con la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) permite que estas personas puedan tener hijos genéticamente propios.

En la azoospermia secretora no se producen espermatozoides en el interior del testículo, por lo que la biopsia testicular no permite la obtención de espermatozoides aptos para la fecundación. La única forma de solución es recurrir al uso de semen de donante.

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