Cuando una mujer busca quedar embarazada, hay un momento del proceso que no quiere que llegue, el sangrado, pues la menstruación es señal inequívoca de que no hay embarazo. Pese a que esta es la creencia popular hace a las parejas que buscan quedar en estado esperar un ansiado retraso en la regla, es importante recordar que un leve sangrado también puede ser señal de que una mujer ha quedado embarazada, algo a lo que se le llama sangrado de implantación, y que desde Estudio Médico Navarro queremos explicarte para que conozcas en profundidad.
Para ser exactos, cabe destacar que el sangrado de implantación es una leve pérdida de sangre que dura pocos días y se tiende a confundir con una menstruación ligera, cuando en realidad es una confirmación de que se ha producido el proceso de fecundación.
Se trata de un proceso biológico que incide en al menos una tercera parte de las mujeres entre la primera y segunda semana de gestión, siendo tan precoz que en numerosas ocasiones no se conoce el nuevo estado. Y es que cuando el óvulo ha sido fecundado se forma el cigoto, que inicia un proceso de división celular a las 72 horas y al cuarto día se convertirá en blastocito, viajando desde las trompas hasta el útero para pasar a ser el embrión. Siete días después de la fecundación, el blastocito desarrollará sus tejidos embrionarios durante los próximos días (entre 10 y 14), adhiriéndose a las paredes del útero donde se desarrollará la gestación.
Pese a las similitudes entre menstruación y sangrado de implantación, dado que el sangrado suele ocurrir en los días cercanos al siguiente ciclo menstrual, existen numerosas diferencias que nos permiten identificarlo, aunque no hay un patrón fijo para identificarlo:
- La sangre producida por la implantación es más oscura, acercándose al marrón.
- Es más ligera y diluida, por lo que genera una mancha opaca.
- Su flujo será mucho menor que durante la menstruación.
- El sangrado por implantación puede durar de uno a tres días, pero nunca los cinco días regulares de la regla.
