Cada vez son más las mujeres que deciden congelar óvulos para poder ser madres más adelante, especialmente ahora que la edad de maternidad se ha retrasado y el grupo se sitúa entre los 30 y los 35 años. Este tratamiento, que permite una posterior fecundación in vitro, está creciendo cada año y reportando aumentos considerables en los últimos cinco.
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- Un óvulo congelado a los 33, por ejemplo, es mucho mejor que uno fresco a los 40: A partir de los 35, comienza a descender notoriamente la cantidad y calidad de los óvulos de la mujer. Todavía hay un cambio más brusco a partir de los 40, donde el descenso de óvulos cae en picado.
- La mayoría de las mujeres los congelan más tarde de lo recomendable: Lo ideal sería congelar óvulos antes de los 30 o, en su defecto, antes de los 35 años. Sin embargo, el 65% de las mujeres esperan hasta edades comprendidas entre los 35 y 39 para hacerlo.
- No se congelan óvulos individualmente sino en grupo: Normalmente con cada ciclo menstrual el cuerpo destina entre 20 y 50 ovocitos, dependiendo de la mujer, para la ovulación. De esos, naturalmente suele ovular sólo uno, que es el que alcanza una mayor «maduración». En un proceso de congelación de óvulos se somete a la mujer a un tratamiento de estimulación hormonal para tratar de obtener unos 15 o 20 ovocitos,
- Los óvulos se congelan a una velocidad ultrarrápida de 18.000 grados por minuto: El método más utilizado es el de la vitrificación, que consigue una congelación de las células tan rápida que impide la formación de cristales.
- Los óvulos congelados «no caducan»: Esto quiere decir que pueden permanecer congelados indefinidamente, sin que el tiempo afecte a su calidad. En España no hay un límite de años, pero sí existe una autorregulación de la industria que determina que no se implanten embriones en madres de más de 50 años.